ARGENTINA/ALEMANIA/BRASIL/ESPAÑA, 75 Min, D: Santiago Loza, Español
Nadie en la nueva obra de Santiago Loza se muestra realmente sorprendido por el contenido que los tres amigos tienen en sus maletas. Un contenido, que debe mantenerse frío. Se trata de un extraterrestre que está agonizando. Él se ve como una versión de tamaño pequeño de un juguete de plástico, ojos redondos y grandes, con cabeza grande, cuerpo delgado y blando, la idea familiar de un extraterrestre. ¿Es por eso que nadie se asombra de nada y que las emociones en ésta película nunca llegan a ser especialmente altas? En general, el humor está siempre nublado, con experiencias poco afortunadas, deseos sin cumplir, la confrontación constante con la falta de respeto se encuentra siempre en la cara de los protagonistas. Son un trío de solitarios. No cuestionan su alteridad, pero aún no encuentran su felicidad. El extraterrestre simboliza lo otro, por lo tanto su existencia ya no se cuestiona, ya se ha oído hablar de lo otro, algunos están afines a él, algunos menos. No ha encontrado su felicidad en la tierra, a pesar de sus simpatizantes, a pesar de chispas de amor, porque el hogar está llamando y de estas raíces es difícil de escapar. Simbólicos también son los bosques arraigados, huesudos, estériles y rocosos a través de los cuales los tres amigos pasan, el área de su infancia y adolescencia, para llevar al extranjero de regreso al lugar donde vino a la tierra.
El espectador sigue su viaje, sus encuentros con antiguos conocidos en esta naturaleza escatológica, aunque siempre cerca de la civilización -de repente, hay una estación de servicio, un pub, y el director deja a la audiencia cuestionarse no necesariamente sobre el extraterrestre, que todos los espectadores ya conocen, sino acerca del extraño trato que mantienen entre ellos los seres humanos. R.B.