Berlinale 2024: Día del cine iberoamericano
Mujeres detrás de la cámara

Invitados por el Ibero-Amerikanisches Institut (IAI) y el Instituto Cervantes Berlín, en colaboración con el Programa IBERMEDIA y la Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de Iberoamérica (CAACI), se reunieron cineastas de América Latina, el Caribe, España y Portugal en una nueva oportunidad. El encuentro tuvo lugar en el Ibero-Amerikanisches Institut en el marco del Festival Internacional de Cine de Berlín, Berlinale, con el propósito de intercambiar ideas y experiencias sobre los logros y desafíos del cine iberoamericano actual en la región y el mercado cinematográfico mundial.

Este año, la atención se centró en las mujeres detrás de la cámara que han decidido trabajar en este ámbito laboral históricamente dominado por hombres en la industria del cine. Solo un pequeño porcentaje de mujeres alcanza puestos directivos en dirección, guion o producción, más allá de los roles tradicionalmente asociados con lo femenino, como vestuario, peluquería y maquillaje. ¿Cuáles son las razones y consecuencias de estas circunstancias, y cuáles son las posibilidades para que las mujeres cineastas afronten el “velvet ghetto” y avancen hacia áreas cinematográficas donde se determina qué se cuenta y cómo se cuenta?

Bajo la moderación de Rosa Bosch, productora española y directora adjunta del London Film Festival durante diez años debatieron: Pandora da Cunha Telles, productora portuguesa quien ha participado anteriormente con varias producciones en la Berlinale (incluyendo “Joaquim”, 2017, entre otros); Antonella Sudasassi, directora costarricense, quien compitió en la sección Panorama de la Berlinale 2024 con su película “Memorias de un cuerpo que arde”; Klaudia Reynicke, directora (Perú-Suiza), quien presentó su película “Reinas” en la sección Generation Kplus del Festival, Patricia Pérez Fernández, directora y productora cubana (“A media voz”, 2019) y participante en Berlinale Talents 2024 y María Paz González, directora y productora chilena especializada en documentales como “Lina de Lima” (2019).

 “A las mujeres se les permite menos romper las normas”

Con esta cita del director estadounidense Todd Haynes se dio inicio al debate de la mesa redonda. Las cineastas coincidieron en la dificultad de sentirse representadas, ya que las referencias suelen ser masculinas en la mayoría de los casos. A pesar de las numerosas experiencias positivas y las relaciones profesionales respetuosas con colegas y colaboradores masculinos, compartieron sus vivencias en un ámbito cinematográfico tradicionalmente marcado por estructuras rígidas y poco flexibles, donde a menudo a las mujeres les resulta difícil acomodarse y afirmarse.

Se discutió la existencia de una lógica vertical, especialmente en el ámbito de la producción de películas de ficción, y se hizo un llamado a cambiarla o, como sugirió una de las participantes, “hay que reinventarla”. Varias participantes del panel afirmaron que a veces les resultaba difícil convencerse y sentirse seguras frente a un equipo de rodaje compuesto por 50 o 100 personas, y que sería necesario un ejercicio de empoderamiento para “liberarnos del fuerte lastre de la inseguridad que hemos heredado”, en palabras de una de las panelistas. Asimismo, se destacó la importancia de reclamar el derecho al error, ya que, según las invitadas, las expectativas autoimpuestas de perfección suelen convertirse en un obstáculo para las propias cineastas. Además de una tendencia femenina a no reclamar la autoría y a trabajar mucho, incluso el doble, sin el crédito adecuado, Rosa Bosch recordó el frecuente fenómeno del “síndrome de la impostora”, es decir, la sensación de que todo lo logrado se debe a la suerte, lo que lleva a la persona a negarse a sí misma el mérito por sus logros y esfuerzos.

El fenómeno “Barbie”

Como contraparte, Rosa Bosch reconoció el extraordinario éxito mundial en 2023 del blockbuster “Barbie”, dirigido por la directora y actriz estadounidense Greta Gerwig. Sin embargo, añadió que incluso a este nivel se le permitiría menos experimentación a las mujeres y que llevaba más de una década desarrollar y convencer a los financieros. Habla de un miedo por parte de la industria a permitir que las mujeres experimenten y a confiar en que su trabajo y sus ideas funcionen, proporcionándoles el financiamiento necesario. Por otro lado, las mujeres mismas se habían acostumbrado a ver blockbusters hechos por hombres desde siempre.

Según Rosa Bosch, otro obstáculo histórico es que los grandes éxitos femeninos, incluso desde la era del cine mudo, no han sido transmitidos a las siguientes generaciones, y muchos clásicos dirigidos por mujeres ya no están disponibles en las plataformas públicas. Las panelistas coincidieron en la importancia de tener modelos femeninos no solo en Hollywood, sino también en las salas de cine de diversos festivales. Es precisamente ahí donde se pueden experimentar revelaciones cinematográficas que pueden convertirse en el motivo para querer hacer cine una misma y empezar a estudiar y aprender y sin saber ni siquiera cómo tomar una cámara al principio.

Se necesitan modelos alternativos no solo detrás de la cámara, sino también frente a ella. Se destacó la irritación que a menudo provocan las complejas perspectivas de las protagonistas femeninas: “A la gente le parece extrañísimo que la mujer no sea solo la amante, o la virgen, o la madre”. Al mismo tiempo, es palpable un cansancio con ciertos relatos, fórmulas y personajes y una curiosidad por las historias y narrativas femeninas desde una perspectiva diferente.

Poner normativas positivas

A pesar del avance general experimentado por las cineastas, se constata que en muchos puestos clave aún falta la presencia de mujeres y una sólida perspectiva femenina. En lo que respecta al financiamiento, persiste el prejuicio de que a las mujeres les gusta realizar principalmente pequeños documentales o películas de bajo presupuesto, relegándolas a nichos específicos. Gracias a nuevas políticas de igualdad de oportunidades, a veces implementadas a través de cuotas, las películas dirigidas por mujeres ganarían participación y visibilidad en el mercado cinematográfico. Sin embargo, esto implicaría que quede menos financiamiento disponible para producciones principalmente masculinas, lo que resultaría en una competencia por los fondos limitados. Este desafío representa también una gran oportunidad para todos y todas, de encontrar un equilibrio en el que florezcan las mejores ideas, independientemente de quiénes las propongan y sin que se plantee la pregunta de quién sale perjudicado. Al otro lado, no se trata solo de cómo se asignan los fondos, sino también de quiénes integran los comités de selección, así como los críticos y críticas. Aunque, como agregó Rosa Bosch, al menos en el ámbito de las ventas parece que hay una mayoría de agentes de ventas que son mujeres, aún falta la influencia femenina en la industria del financiamiento, en los gremios de programadores y en la crítica.

Repensar las estructuras

A pesar de todo, desde el inicio de una carrera cinematográfica, como lo expresó una de las panelistas de manera muy gráfica, “la probabilidad de que una mujer realice un cortometraje al final de cuatro años de estudios de cine es casi tan baja como ser atropellada por un coche en la calle”. Generalmente ha habido la sensación de que trabajar con las mujeres sería complicado debido a la maternidad, al matrimonio (o a la falta de él) y, en consecuencia, tendrían más dificultades para avanzar en sus carreras. Este problema se considera estructural en muchos ámbitos y en la sociedad en general, no solo en el mercado cinematográfico. El panel enfatizó la necesidad de repensar las estructuras para superar estos obstáculos que surgen de una estructura aun predominantemente vertical y jerárquica. Es necesario ganar y defender los espacios, rehaciendo y reinventando, y sobre todo confiando en la propia intuición, siempre con la pregunta clave: ¿qué tipo de cine queremos crear?