¿Es la soledad algo que quisieron retratar en la película?
C.R.: No fue una intención directa o particular, pero sí la intención del corto es reflexionar cómo son los momentos de cambio de identidad en la vida, y esa búsqueda deforme y bastante camaleónica de ¿A dónde voy ahora?, ¿Cómo voy a hacer?, ¿Qué me va a pasar? Y creo que por eso tu pregunta es súper pertinente porque estos momentos de búsqueda, son momentos de gran soledad y gran individualismo. Como ella va sola por los espacios, porque es una búsqueda muy suya y personal, pero a la vez se empapa mucho de lo que hay a su alrededor, está en ese intercambio fuerte con el exterior y por eso los lugares que la rodean son tan protagonistas e importantes. Estábamos buscando retratar un momento de cambio, sí, la soledad fue un componente claramente importante y una de las herramientas para transmitir la emoción que intentábamos mostrar.
¿Es el desarrollo de la personalidad de Julia provocado por la poca atención que le dan otros personajes?
Totalmente. La idea era que se note que estaba un poco marginada de las situaciones, no estaba pasando por situaciones familiares o que le eran cómodas. Pero las lleva con cierta naturalidad, porque en algún lugar desea que le pase eso que le está pasando y desea transitar esos espacios y dar esos recorridos, entonces con cierta seguridad va transitando esos lugares raros, incómodos, que no le pertenecen. Ella tiene mucha soledad y mucha marginalización desde el sonido, está en primer plano con sonido de ambiente y en momentos en los que habla, no se la escucha. Son todas herramientas formales que aportan a esto que tiene que ver con cómo es afectada por los espacios y en qué medida fue diseñada la ignorancia de los demás, a veces hasta parece que a veces está colada en los lugares.
¿Cómo conocieron esta iglesia rusa? ¿Y cómo decidieron incluirla?
A la iglesia rusa llegamos de una manera muy loca, a través de un cónsul ruso que nos ayudó un montón. Nosotras teníamos que ir a Mar del Plata, porque otro cortometraje que habíamos hecho era presentado en un festival en esta ciudad y como estábamos en pleno rodaje, decidimos llevar la cámara y a la actriz y tomamos esta oportunidad súper espontánea de filmar en Mar del Plata. Entonces hablamos con esta persona para consultar por eventos y agenda en la ciudad, él muy amable nos dio muchas opciones y nos llevó a la iglesia donde tuvimos una experiencia increíble, más allá de lo que pudimos filmar, nos vino muy bien para conectar con el significado de la película esta situación que está registrada igual que el resto pero que realmente es muy intensa y perfecta para cerrar el corto.
Entrevista del 15 de febrero de 2019, durante la Berlinale