En la mesa redonda, organizada por el Instituto Cervantes Berlín y el Instituto Ibero-Americano junto con la Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de Iberoamérica (CAACI) y el Programa IBERMEDIA, que tuvo lugar ayer en el marco de la Berlinale 2019 se reunieron este año productores y productoras de países latinoamericanos para intercambiar sus experiencias y visiones acerca de las condiciones, desafíos y perspectivas de la coproducción cinematográfica entre Europa y América Latina.
Moderado por Fernando Epstein, productor y editor de Uruguay discutieron Jayro Bustamante, director y productor de “Temblores” de Guatemala, el brasileño-alemán Paulo de Carvalho, productor de “Querência” y coproductor de “Breve historia del planeta verde”, Laura Amelia Guzmán, directora y productora de “La fiera y la fiesta” de la República Dominicana y el uruguayo Sandino Saravia Vinay, coproductor de “Divino Amor” y “La fiera y la fiesta” quien vive y trabaja en México.
Con respecto a la situación actual de cooperaciones y coproducciones internacionales todos y todas constataron un avance importante en los últimos años, tanto en las relaciones transatlánticas con Europa como en las colaboraciones internas entre los países latinoamericanos.
Aunque se han abierto nuevas oportunidades gracias a recientes Leyes de cine y acuerdos bilaterales por parte de la política en diversos países, los fondos nacionales – si siquiera existen – todavía son pocos lo que hace imprescindible buscar gran parte del dinero afuera y con el apoyo de coproductores diversos, binacionales o internacionales, lo cual tiende a complicar el proceso de realización aún más. E incluso contando con este apoyo la realización de una película muchas veces requiere un esfuerzo individual enorme del director/productor, en términos estructurales y sobre todo financieros.
Se plantearon preguntas también críticas sobre un posible dirigismo, o sea, la influencia de productores y coproductores europeos con respecto a cuestiones temáticas y estilísticas de una producción latinoamericana. Además se notó que los fondos externos en general se interesan solamente para películas que tienen el potencial de viajar más allá de un mercado local. Desde esta perspectiva se corre el peligro de olvidarse del público de hecho más cerca. La comercialización, tanto en los mercados internacionales como en el ámbito nacional/local sigue siendo un desafío crucial – aún más ante el hecho de que se producen cada vez más películas las cuales se encuentran en una competición cada vez más dura.
Según Fernando Epstein todavía habría una “relación entre el pasaporte [del director/productor] y el tamaño de la película”, sin embargo, como concluyó, los cineastas iberoamericanos se habrían ido a “romper el techo con la cabeza” para que se abra a la oportunidad de hacer las películas “que queremos hacer y no las que podemos hacer”. K.W.